realidad, dulce realidad....

Querida realidad:

No tengo aun muy claro el por qué de escribirte esta carta, o aun más interesante, el para qué, pues dudo mucho que esta carta tenga algún significado para ti.

Me gustaría saber en que momento de tu vida perdiste la ilusión por crear un mundo a tu medida, perdiste las ganas de soñar y de luchar por lo que eres. Me arrancas la ilusión del corazón, y no sé cómo puedo volver a recuperar esa forma de ver el mundo a través de los ojos de un niño. Me haces madurar, mantienes mis pies en la tierra, tan clavados en su lugar que ni aun un tornado podría hacerme batir las alas y volar.

Me doy de bruces contigo, con la cruda, fría e intolerante realidad, no encuentro apenas nada por lo que me merezcas la pena. Siento como si tu único motivo de seguir conmigo fuese justo el único motivo que me hace desear tenerte lejos, tan lejos de alcanzar mi objetivo, no quiero resignarme a que tú consigas el tuyo, y nos hacemos la vida imposible, yo inventado mil fantasías, y tu arruinando mi mundo.

No quiero crecer, no quiero ser mayor, no quiero tener que verte cada día y fingir con una amarga sonrisa que eres justo lo que deseo vivir, pues ambas sabemos muy bien que no es así, y aunque se que la vida no esta hecha para los que persiguen un sueño, yo no quiero perder nunca mis ganas de soñar. Quiero tener un motivo cada día para continuar luchando por ser quien y como soy. Quiero hacer que mi vida merezca la pena.

Se que muchas veces estoy un poco baja de moral, y eso es algo normal, al igual que todo el mundo, y se que a veces me agobias con tu sola presencia, haciéndome ver las cosas como realmente son… se que muchas veces no tengo motivos por los que luchar, se que muchas veces me gustaría tan solo no volver a despertar, pero también se que mi realidad será como yo quiero que sea, así que no me agobies, ni intentes matar mi espíritu, ni tampoco intentes hacerme ver que tú tienes el único punto de vista, porque aunque sea verdad en muchos casos, yo he decido que mi vida la controlo yo, y que nadie debería poder minar mi animo, aunque desgraciadamente no sea así, y otras muchas más veces, yo misma lo hundo…

A veces siento que le doy demasiadas vueltas a las cosas, para verlas de la forma en que quiero verlas, evitándote, porque me duele tu compañía. Supongo que es esa rebuscada manera de ver el mundo la que me hace más daño, pues al evitar tu punto de vista, irónicamente pienso aun más en él.

Es curioso cómo habla el silencio cuando estamos solos. Es curioso oír el grito de un pensamiento aullando en el interior de mi cabeza, lamentándose de que todos somos sombras y ceniza, y evitando la idea que la cruda realidad nos pone como objetivo de que todo lo demás es polvo y aire.

No se cómo esquivarte, no se cómo huir de ti, pues al final, tu siempre me encuentras, y me atormentas haciéndome ver que nada importa, pero aún en la misma nada, somos menos que las sombras y aún el polvo ocupa un lugar más importante que la ceniza. Es una metáfora de la vida quizá un tanto compleja de entender, pero es lo que la realidad, la subjetiva realidad de mi mente me pone como sentimiento en el corazón en estos vacíos días que se ocupan de llenar de experiencias este largo camino que aun me queda por recorrer, y al que otros llaman vida.

Sin más, me despido, con tan sólo una pequeña recomendación. Tal vez deberías aflojar un poco tu punto de vista y disfrutar un poco más viviendo un sueño. Tu vida sería mucho más satisfactoria.

Un saludo.

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