Enjaulada.

Siempre he creído que escribir era un buen método de olvidar todo lo que me ocurría. Era la forma de encerrar mis miedos en el fondo de una caja, rociarla de gasolina y prenderlos fuego, pero en realidad, no es sino un vil intento de aparentar ser fuerte. Un intento que sin duda me hace ser más débil y vulnerable de lo que ya lo soy.
Nunca he tenido otra forma de expresión. No se si es un don o un castigo, pero el caso es que así. Es lo único que hago con al menos un atisbo de dedicación y con unos años de experiencia.
Durante una temporada había dejado de hacerlo. Creí haber encontrado otra forma de poder superarlo, de poder hablar y no esconderme en mi "batcueva", pero sin duda, he vuelto a recaer.
Tengo  miedo de que estos años de miedo me hayan convertido en el monstruo que últimamente dejo escapar. Mi forma de ser no es la más adecuada para mantener a la gente a mi lado. Me refiero a los que de verdad me quieren, pues son precisamente a los que más daño hago. Me he convertido en una de esas personas de las que intentaba huir con todas mis fuerzas. Me he convertido en la típica persona infeliz y amargada que roba la energía y la alegría a los demás, y en el fondo eso me da miedo.
Y ahora, me dirijo precisamente a la persona de esta tierra que me lo está dando todo. 

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